Con menores caudales se producen cada vez mayores desbordamientos y daños, hasta ahí casi tod@s de acuerdo… El hecho de que antes existiera un aprovechamiento local de gravas y que en la actualidad esté limitado por la legislación ambiental (que no impedido, ya que tan solo requiere que los municipios tramiten una autorización) se señala habitualmente como la causa principal de este empeoramiento en el riesgo. Echando números se pone de manifiesto, no obstante, que el aprovechamiento tradicional de gravas era muy poco relevante para el «mantenimiento» del cauce:

¿Pero entonces, qué es lo que ha cambiado? En la siguiente ilustración se pone de manifiesto el dinamismo fluvial del Ebro (su ingente capacidad de movilizar gravas e ir renovando su cauce mediante la migración del mismo) hasta el momento en el que se estableció el actual sistema de motas.

La restricción del cauce de avenidas al espacio entre motas supuso un drástico aumento de la altura del agua durante estos eventos (con el consiguiente riesgo para las poblaciones), y el cese de su migración y renovación natural ha provocado a medio plazo una paulatina pérdida de sección por acumulación de sedimentos y desarrollo de la vegetación. En esta nota explicamos un poco más esta diagnosis: http://goo.gl/tVqIWH
Dada la inviabilidad económica de contrarrestar estos procesos a base de dragados, que además tienen un impacto ambiental difícilmente asumible por la legislación (y sensibilidad) vigente, nosotros proponemos unas propuestas alternativas que pretenden ser ambiental, social y económicamente sostenibles. Además de estar representadas en la siguiente ilustración, podéis ampliar información sobre las mismas en este enlace de nuestra web http://goo.gl/HJZHGD o en este otro de nuestro facebook: http://goo.gl/h8yl00 .

Para conseguir que nuestras propuestas sean socialmente viables, necesitamos tu ayuda para difundirlas y así poder debatirlas con las demás partes interesadas y afectad*s. ¡Gracias por compartir el enlace de este post en tus redes sociales!